El cuadro que encabeza esta entrada es una de mis creaciones e ilustra este poema compartiendo ambos el título Sembrado de pasiones.
SEMBRADO DE PASIONES
De sol a sol, se pasa el día peinando,
sus hermosos cabellos dorados,
que el viento enmaraña a su paso,
mientras la sigue mimando.
Apagando su sed acaba rendido,
y por fin duerme tranquilo.
Vive y sueña con ella,
y bajo ese manto de estrellas,
ella abre sus entrañas agradecida,
por tantas atenciones surgidas,
de un amante sin iguales,
que se enfrenta a sus rivales.
A veces caprichosa e ingrata se deja llevar,
por un imponente galán tormentoso,
gélido, ruin e impetuoso,
que sorprende a traición,
y arrastra con la dedicación.
Osada, coquetea y se da a los cortejos,
de un gran rey que de lejos,
enamorado y ardiente de pasión,
la consume sin concesión.
Inconsciente de su insolencia,
se cobija en la experiencia,
de este poderoso regente,
tan brioso como refulgente,
que la colma hasta la saciedad,
o la despoja sin piedad.
Pero su amado transige.
Prisionera de sus encantos,
se debate entre tantos,
dejándose querer para no perecer,
Pues ha de proteger,
la vida que la inunda,
desde la tórrida y fecunda,
tarde de pasiones,
en la que sembraron sus ilusiones,
Y al fin llego la cosecha.
El amor entre un hombre y una mujer, el arraigo de un hombre por la tierra. Los envidiosos que rondan la mujer, codiciando sus encantos, los elementos usurpando la labor del labrador. La belleza sorteando los agasajos de pretendientes indecentes, la tierra coqueteando con el sol y la lluvia, las dos agradecidas pero temiendo los reveses y el tributo por ser madres. Las dos anhelando el fruto de sus entrañas, ambas debiéndose a la entrega y el amor del hombre.
Siempre se dijo que una imagen vale más que mil palabras, ellas hablan por sí solas. Observen cada detalle y contemplen el poder de la pintura, como mujer y tierra se funden en una y como de las dos brota la vida.
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