Aquí tenéis una obra que nació del dolor para ilustrar un poema dedicado al cáncer, ese mal que a todos nos atañe ya sea directa o indirectamente.
La enfermedad está representada por el sarmiento que se asoma en la parte superior del cuadro.
La rosa representa el proceso que va consumiendo poco a poco.
El enfermo es como una bella flor que se va marchitando, mientras caen sus pétalos al suelo.
Ella, es mi madre, de una belleza indiscutible pero con ese tono acartonado que va borrando las rosadas mejillas. Tenía 57 años cuando el cáncer segó su vida, pero curiosamente llegando al final de su lucha, recobro esa carita de muchacha, con esa mirada angelical.
Regaló su sonrisa hasta el último instante enmascarando el color mortecino de sus labios con rojo carmín.
Su delgadez y fragilidad le dan una elegancia sin igual y las lágrimas que caen sobre su hombro, no son más que las de una humilde servidora que la lloró y la llorara por siempre .......
Mal Cobarde
Mal cobarde y despiadado,
que aparta de tu lado,
cuantos te aman y tu amas,
enredándolos en tu ramas,
hasta dejarlo sin aliento,
asfixiando su sarmiento.
Mal de estirpe saprofita,
mal de cuna parásita,
que no sabe de enfrentamientos,
sino de viles sufrimientos,
despachados a traición,
en la mas baja condición.
Mal que marchita las flores mas preciadas,
que asola el jardín, y nos deja en la estacada.
No hay jardinero que no sienta el apremio,
de por fin encontrar el remedio,
empleando su sapiencia,
y conservando la conciencia,
de que todo tiene un final,
y que nada es realmente casual.
Una lucha sin cuartel,
para un selecto plantel.
Y mientras la flor se deshoja,
su sabia se revela y se enoja.
Así es el milagro de la vida,
que mientras el mal nos la pida,
surgen nuevos amaneceres,
que te devuelven los placeres,
defendiéndose a ultranza,
abriendo puertas a la esperanza.
Es precioso Mogaly.
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